Potencializar resultados basándose en soluciones integrales

El término de “soluciones integrales” se ha puesto de moda en los últimos años casi a la par de otros conceptos como el de “calidad” y “productividad”. No obstante, este comúnmente está acotado por la visión o enfoque específico de la empresa o persona que lo profesa, dando como resultado un sinnúmero de alternativas de distintas características. Dado lo anterior, es conveniente dar un pequeño preámbulo.

La mayoría de las empresas, gerentes y directores soportan su gestión en un par de herramientas con las que se sienten más cómodos de acuerdo a su perfil, habilidades, conocimientos o experiencia. Si bien esta usanza puede llevar a resultados positivos, no necesariamente se asegura el logro del potencial de estos.

Habiendo entendido lo que involucra una gestión integral dentro de una empresa desde este enfoque, una solución integral forzosamente debería de contener por lo menos los siguientes elementos con algunas de sus respectivas herramientas a lo largo de todos sus niveles:

• Gestión por estructura a través de herramientas de cumplimiento a cargas de trabajo y Head Count.
• Gestión por procesos a través de KPI y auditorías internas de procesos.
• Gestión por valores y competencias a través de evaluaciones conductuales y competencias por cada perfil de cargo.

Si bien estos elementos forzosamente deben de responder a interrogantes o retos planteados por la estrategia, también deben de estar soportados por herramientas tecnológicas o metodológicas que los soporten en igual medida, y no al revés.

Concluyendo con lo anterior, una solución integral es aquella que nos permite alinear las principales facetas de una empresa a los objetivos estratégicos, y que a su vez provee la capacidad de gestión de estos sistemas bajo distintos ángulos en todos los niveles de la institución, asegurando que cada esfuerzo dentro de esta esté orientado de manera directa o indirecta al logro de sus objetivos corporativos.